Noticias | Locales | Noticia    17-02-2021
Penosa imagen: En el Balneario de Utracán la laguna está prácticamente seca.  
Penosa imagen: En el Balneario de Utracán la laguna está prácticamente seca.  
   
Pese a un 2019 con buena cantidad de lluvias, el clásico espejo de agua muestra un aspecto deslucido por la falta de agua.

Antaño, lugar de encuentro multitudinario para las familias de General Acha. Hoy, un sitio despojado de su principal atractivo natural: el agua.

Utracán convocaba a gente de toda la provincia. Llamaba la atención su entorno natural y las cadenas medanosas que lo rodeaban, pero era -sin lugar a dudas-, el paisaje hídrico el que potenciaba al balneario como un sitio "distinto", en una provincia prácticamente carente de lugares turísticos atractivos para la temporada estival.

Mucho se habló incluso de las propiedades curativas de sus barros, comparándolos en calidad con los del Mar Muerto, conocidos en el mundo por sus sales minerales de efectos relajantes, descontracturantes y anti stress (entre un sinnúmero de posibles beneficios).

Desde la veracidad de estos estudios, se aventuraron -sólo quedaron en charlas de oficina- posibles inversiones hoteleras al amparo del potencial "turismo termal".
 

 
Incluso en un momento de su historia, su espejo de agua motivó la creación de un Club Naútico, encargado de un sinnúmero de inversiones hechas en el lugar. Entre ellas, un costoso muelle, con aparejos para la descarga de lanchas y botes de gran tamaño. 

Durante los fines de semana de verano, era habitual encontrar sus playas repletas de gente, con embarcaciones surcando sus aguas, jóvenes haciendo esquí acuático y hasta practicando wind surf. Hoy, todo ello parece formar parte de un remoto pasado. 

Cuentan, sin brindar mayores detalles de cuando habría sucedido, que, ante la amenaza de crecimiento exagerado en los niveles de la laguna, una gestión municipal habría tomado la determinación de sellar el único surgente que alimentaba constantemente al estanque. El hecho sucedió hace más de 20 años y se recuerda que el manantial fue sellado con bentonita, material usado precisamente para perforaciones a gran escala.

De ahí en más, Utracán dependió pura y exclusivamente de las precipitaciones. Aunque en muchos de los casos no estuvieron directamente relacionadas con la capacidad de la laguna de retener el agua, ya que en algunos veranos extremadamente calurosos (como viene sucediendo en los últimos años), los niveles de evaporación han sido muy elevados, como en el presente. 

Las fotos son demostrativas. No hay atractivo sin agua, por más que desde distintas gestiones se ponga énfasis en rescatar otros aspectos de su entorno natural. ¿Podrá ser revertido este proceso de desaparición de uno de los principales recursos turísticos de La Pampa?

Sin duda dependerá del clima, y en parte de las acciones que pueda emprender el gobierno municipal. Pero no deben olvidarse las cuantiosas inversiones provinciales que también se han hecho y se hacen constantemente, en otros espacios similares del territorio. Tal vez así dejemos de hablar de Utracán en tiempo pasado.
 
 
 
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